martes, 27 de noviembre de 2018

El tiempo nada sabe de amor

«Para algunos es una realidad, 
para otros una simple ilusión»
Natalia Rangel Torreblanca

Los tiranos viven creyendo 
que cortar alas frena el vuelo;
no saben que la facultad de un espíritu
es elevarse por sí mismo.
No saben que la distancia
no es cuchillo de recuerdos
ni de caricias ni de besos.

Los tiranos viven creyendo
que con heridas detendrán individuos
no saben que de las grietas
surgen los resplandores.
No saben que el cuerpo
cansado, carcomido, calcinado
es sólo envase del alma.

Los tiranos viven creyendo
que la rabia corta los hilos
no saben que la simbiosis
es conexión intangible.
No saben que cada fibra
es del mismo material
con que fabrican anhelos. 

Los tiranos viven creyendo
que el dolor debilita seres
no saben que de lo endeble
nace lo intransigente. 
No saben que el armamento
necesita un millar de golpes
para moldear su materia.

Los tiranos son unos tontos
como el tiempo con el amor
que cree que al crecer vence
pero sólo crece la fruición.
Ah, maldito tirano
que hoy te has llevado su aroma
no sabes que hasta en la muerte
la esencia es quien te devora. 

Ah, maldito tirano,
nada sabes tú de amor
y aunque más viejo y más sabio
inmortal sólo esa pasión. 

Los tiranos viven creyendo
Así como los cobardes, los ingenuos
los resignados, los necios
los insensatos 
que cortar alas frena el vuelo. 

No les creas. 
Lo mejor del amor 
es elevarse al firmamento
sin despegar los pies de la tierra.  




domingo, 11 de noviembre de 2018

Kintsugi

A veces quisiera
que dieras la vuelta; 
que en un arrebato de libertad
abrieras la jaula y volaras.

A veces quisiera 
que confesaras que hace tiempo
no hay tambores en tu pecho,
y que el pasado te otorgó 
mejores sueños incompletos. 

A veces quisiera
que al abrir la puerta de cariños
yo estuviera en un rincón
y que el sillón eterno de la espera 
fuera más real que ficticio.

A veces quisiera 
que cortaras mi piel con rechazos
y luego incrustaras de a poco
besos impropios de limón.

A veces quisiera
que más que pétalos fueran espinas
esas caricias tuyas
y que hubiera cicuta en tus labios
para morir en un gran viaje. 

A veces quisiera
que apagaras el fuego
tarde 
muy tarde
hasta tenerme calcinado
con cada tacto en el recuerdo.

Quisiera y no
que te marcharas sin aviso
y con toda la sangre derramada
hacer mezcla de amor y oro
y odio;
y poner un poco en las roturas
hasta formar las cicatrices:

señales de vida
de metamorfosis
de pasión. 
Cicatrices sin secretos. 

Quisiera y no. 
Pero por favor,
por favor,
dime que no.






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Quiero llevarte al cielo en los brazos de un Agosto sin prisa, quiero sentir la brisa robarle al sol la sonrisa como lo hacía el abuelo...