viernes, 19 de octubre de 2018

«Entre dos luces»

No me mires así. Es imposible, cariño.
     Cada sábado vuelves a mí, con ese libro amarillo viejo y malgastado. Vuelves con la esperanza de que transforme letras en realidad. Vuelves y con emoción me recitas un par de poemas antes de hacer el amor. Ese maldito libro te está acabando. Te estás convirtiendo en un Quijote, queriendo vivir las metáforas que encontraste en un montón de papel acomodado.
     No me mires así, por favor.
     Tampoco me malentiendas. Disfruto tanto como tú estas noches. Me encanta ver tus cabellos perfectamente ondulados perder su orden al entrar en la habitación. Y así, desaliñada y coqueta, observar cómo te introduces entre las sábanas que hacen juego con el muro y te acomodas para leer.  Amo escuchar tu voz deslizarse entre el viento hasta llegar a mí, mientras mis manos heladas van despojando tu vestido y tu piel se eriza al contacto. Amo el encaje de tu camisón y que siempre elijas el color salmón para el momento, que de tan usado se ha vuelto holgado y ahora tu pecho izquierdo se escape sin opción y con ternura. Pero aún con eso no es posible.
     No me mires así, por favor.
     No me mires así porque tus ojos son como laberintos: por su inmensa hermosura y la facilidad de perderse en ellos. Tenebrosos, penetrantes. No me mires así porque tus labios delgados, con esa seriedad carcelera sólo me incitan a querer… así, a secas. No me mires así, cariño. Juro que quiero hacer de tus utopías una vida. Vida palpable, exquisita. Juro que quiero arrancarte ese libro, quemarlo y escribir el nuestro, con nuestros propios poemas y ficciones.
     No me mires así, porque tú me has puesto entre dos luces: una delicada y tenue, por donde nace el amor, reflejo astral postrado en una lámpara de noche, nueva singularidad de algún universo; la otra, ardiente y en tinieblas, reflejada en un par de anillos. Un par de anillos que me dicen que después de todo, sólo eres amor de sábados.
     No me mires así, por favor.

martes, 2 de octubre de 2018

En el sur del alma

Se te helarán los labios
los disfrutes y la vida.

Todo está listo
no lo harás en vano
-Mario Benedetti


No lo harás en vano
     En tu cuerpo puede que emerjan cicatrices de caminos incorrectos, senderos confusión, destinos cruzados. Puede que te equivoques y no te des cuenta hasta verte acribillado. Estarás bañado en sangre. El sudor evaporado te anunciará que el oscuro porvenir no promete tu ambición. Los pies llagados pedirán clemencia. Los puños gastados aclamarán más lucha. Y entonces..¿Pelear por lo que no se quiere o abandonar lo que has conseguido? Por si acaso te equivocas, al final del trayecto surgen nuevos caminos. Por si acaso te equivocas, aún te queda el sur del alma. Aunque te queda esa trinchera de sosiego, aún te queda el inframundo del renacer. En el sur del alma viven todas tus pasiones, todo tu coraje, toda tu fuerza. En el sur del alma guardas todo el peso de los espíritus caídos.

    La vida nace en el grito, en la explosión de una campana retumbante, en el eco de los sueños. La vida nace cuando ese pequeño brote de pasión exhala y corre y patalea. Cuando el delirio se torna cordura y los tiernos arrebatos se vuelven revolución. Cuando el tiempo se transforma en espacio, cuando el aceite entre dos cuerpos resbala, cuando las manos manchadas de tinta y pintura observan su labor, cuando las notas de un saxo corren por el aire y las baquetas retumban los platillos y los bombos. La vida nace en cada corazón bomba. En cada canto con letras napalm. En cada manifestación y en cada clase. En los pizarrones repletos de significado y en los alumnos repletos de metamorfosis. La vida nace en la palabra.

     En el sur del alma todo vuelve y se regenera.
     La vida nace en el grito.
     La vida nace en la palabra.
     La vida nace en el sur del alma.
     




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Quiero llevarte al cielo en los brazos de un Agosto sin prisa, quiero sentir la brisa robarle al sol la sonrisa como lo hacía el abuelo...